La excelencia de un cigarro no solo radica en la calidad de su tabaco, sino en las manos que le dan vida. En La Aurora Cigars, somos más que una fábrica: somos una familia unida por la pasión y el orgullo de crear algo único. Cada día, nuestros artesanos ponen el alma en su trabajo. Con cada movimiento de sus manos, continúan una tradición de esfuerzo y pasión que ha pasado de generación en generación.
Aura Veras lleva más de 25 años con nosotros. Sus manos han moldeado miles de cigarros, pero para ella, cada uno es especial. «No es solo un trabajo, esto para mí es un arte. Aquí dejamos una parte de nosotros”, dice mientras sus dedos expertos transforman el tabaco en una obra maestra. «Cuando tomo una hoja de tabaco, siento su textura y su aroma, es como si me hablara y me guiara para darle forma», agrega con una sonrisa.
Jose Gonzalez, supervisor de calidad, siente cada cigarro como si contara una historia. «No solo revisamos que el cigarro esté bien hecho, lo sentimos en las manos y sabemos todo el trabajo y esfuerzo que hay detrás», nos comparte con mucho entusiasmo. Para el, este oficio es más que una labor: es un legado que debe ser honrado con excelencia. «Cuando un cigarro sale de aquí, sé que lleva el trabajo de muchas manos, la paciencia de los que han aprendido a domar el tabaco y la pasión de quienes aman lo que hacen. Eso es lo que realmente lo hace especial».
Pero detrás de cada rolador, de cada supervisor, hay una historia personal. Muchos han crecido viendo a sus padres y abuelos dedicarse a este arte, absorbiendo el conocimiento desde la infancia. Otros llegaron por caminos distintos, pero encontraron en La Aurora un hogar, un propósito y una forma de vida. «Aquí todos compartimos un propósito: nos apoyamos, nos enseñamos mutuamente y nos enorgullecemos de cada cigarro que producimos», cuenta Luis Lopéz, quien tras 46 años aprendiendo el oficio, ahora entrena a las nuevas generaciones como maestro de rolado.
La Aurora no sería lo que es sin sus artesanos. Por eso, más allá de la fábrica, nos preocupamos por su bienestar, su crecimiento y su formación. Creemos en ellos: en su talento, en su compromiso, en su historia. Su dedicación no solo mantiene viva la tradición, sino que la eleva a nuevos niveles de excelencia.
Cada cigarro que sale de nuestras manos lleva consigo una historia, un pedazo de nosotros. Porque en La Aurora, el tabaco no solo se elabora, se vive. Y en cada calada, nuestros clientes no solo disfrutan un cigarro de la más alta calidad de tabaco, sino que también experimentan el amor y la dedicación de quienes lo hicieron posible.